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LA OTRA MEMORIA

EL BANDOLERISMO CONTEMPORÁNEO

EL BANDOLERISMO CONTEMPORÁNEO

Otra secuela de la última guerra civil española (1936-39) es la aparición, de nuevo, del bandolerismo en los montes toledanos. La comarca durante toda la contienda había quedado en zona republicana hasta el final, separada de la zona nacional por el Tajo, por el frente de Extremadura al O. y por S. y el E. tuvieron abierto el territorio para comunicarse con Levante y con la parte más septentrional de Andalucía.

Los Montes de Toledo al concluir la guerra se convierten en un gran de refugio donde llegan milicianos de los frentes del Tajo, Extremadura y la Mancha, sirviendo de puente para huir unos a Portugal o simplemente de refugio ocasional para unos y permanente para otros. También llegan los evadidos de las prisiones improvisadas donde no era muy difícil la huida. A estos primeros refugiados se les denomina "huidos".

Fueron elementos con ideología marxista, politizados que pronto se alzaron con la jefatura de algunas partidas. Otros fueron gentes con graves delitos cometidos al principio de la guerra relacionados con los "paseos" fusilamientos indiscriminados por razones de ideología o religión, destrucción del patrimonio artístico, de la propiedad, etc...; también se cuenta entre los huidos restos del ejército republicano que no pudieron ponerse a salvo tras las fronteras y timoratos que aún no teniendo que responder por delitos graves también se refugiaron en los Montes. Al poco tiempo estos últimos se fueron entregando seguidos de algunos militares profesionales, que dando en la sierra grupos de marginados que se afianzaron en las zonas que les eran familiares y donde mejor podían subsistir. En un principio no les unió nada más que sus miedos comunes y la supervivencia. A partir de 1944 se arroparon con un barniz de guerrilla o resistencia con la esperanza de que la situación internacional apoyaría la "invasión comunista del Pirineo" en cuyo teórico avance contaría con el apoyo táctico de las agrupaciones guerrilleros organizadas por el partido comunista, El "maquis", como también se les conoció. Trata de organizarse en los Montes de Toledo con el llamado Ejército Guerrillero del Centro.

En 1945 quedaron organizadas dos agrupaciones de guerrilleros en Castilla la Nueva y Extremadura; la primera conocida como agrupación de Extremadura al Inundo del "comandante Carlos", compuesta por unos 120 hombres distribuidos en tres divisiones al mando de el Francis Carrillo y Quincoces que operaban entre las provincias de Cáceres y Toledo. La segunda agrupación nominada de los Montes de Toledo y comandada por Julio fue también fraccionada en tres divisiones al mando de Labija, el Manco y el comandante Honorio, con base de operaciones en la provincia de Ciudad Real. Esta organización sobrevivió con dificultades hasta 1947, año en que desapareció por bajas, deserciones y dispersión de los últimos componentes. En los Montes de Toledo tuvo poca incidencia, sin embargo fue el último reducto y donde encontraron la muerte sus últimos jefes: Honorio, el Manco y Parrala, al ser sorprendidos por la contrapartida en un chozo de la sierra del Carrizal, en término de Retuerta en 1949.

Munilla Gómez dice que "su actuación tuvo poco de guerrillera. Asesinatos, represalias, secuestros, atracos y robes, fueron su verdadera forma de acción y llevaron el temor por doquier".

Salvo el caso excepcional de la partida de el Francés que operó, más en Extremadura, en el campo del Arañuelo y Jara occidental toledana, las otras fueron de pocos componentes que realizaban sus acciones en grupos de cinco u ocho hombres e incluso en parejas, acusando un descenso en sus agrupaciones a medida que nos acercamos a los años cincuenta ya fuese por muerte o captura.

El equipo del huido era muy heterogéneo. Las armas procedían del ejército republicano, robes a guardas de fincas, Guardia Civil, ejército o paisanos. Este armamento ligero lo componían fusiles, mosquetones, subfusiles, escopetas, pistolas reglamentarias, bombas de mano, explosivos, detonadores y otro equipo auxiliar como gemelos, brújulas, mapas, no faltando alguna bandera republicana y material de abrigo.

Para erradicar este tipo de bandolerismo entre político y común luchó el, ejército y la Guardia Civil esta última institución a través de sus esquemas ordinarios de apostaderos, batidas, vigilancia, etc... y de servicios extraordinarios, con un cuerpo especial de infiltración conocido por "contrapartida". Entre ellos destacó por su arrojo el cabo Ruano, muerto en la sierra a manos de los huidos.

En 1954 desaparecen los últimos bandoleros. La evolución de huido, guerrillero y bandolero fue rápida debido a múltiples causas, entre ellas a la poca preparación militar, la falta de organización estable, de jefes capaces, de apoyos suficientes entre la población civil, los continuos fracasos, la indisciplina y su espíritu de sobrevivir más que de combatir.

Durante los doce años de la posguerra en los Montes de Toledo se vivió esta otra, solapada, bajo la tutela militar que sufrieron especialmente las zonas más agrestes y menos pobladas; pagando mayores costos sociales y económicos quienes vivían en y de la sierra como ganaderos, carboneros, transportistas. Pequeños agricultores y comerciantes.

 

ALGUNAS DE LAS PARTIDAS Y SUS PROTAGONISTAS

Una de las primeras partidas que conocemos de la posguerra es la de el Rubio de Navahermosa alias de Eugenio Sánchez natural de esta localidad. Fue terciero y estuvo vinculado a movimientos extremistas de izquierda. Su área de acción fue los montes cercanos a su pueblo donde incluso solía pernoctar. Capitanea una partida poco numerosa con gentes de la comarca. Dos de sus compañeros fueron capturados, ahorcándose uno en la cárcel de Navahermosa y otro ejecutado.

El Rubio fue descubierto en la noche del 5 de abril de 1942 cuando pretendía entrar clandestinamente en Navahermosa, por una patrulla del Somatén y muerto en el encuentro, su cuerpo estuvo expuesto en la plaza.

Otro huido que merodeó con algunos compañeros en la vertiente del Torcón y macizo del Corral de Cantos fue Valentín Gil alias el Chato, natural de La Puebla de Montalbán. Comenzó a realizar actividades de espionaje en la zona nacional; cuentan que fue reconocido en Zocodover disfrazado de sacerdote. Detenido por primera vez huyó de la cárcel de Navahermosa después de provocar un incendio.

Al poco tiempo, capturado de nuevo por la Guardia Civil en un molino del Torcón, se le juzgó y fusilo en abril de 1941. junto a las tapias del cementerio de Navahermosa.

La partida de Quincoces estaba encuadrada en el Ejército Guerrillero del Centro. Fue un caso de transformación de partidas de "huidos" en "guerrilleros políticos" para volver de nuevo a la delincuencia común. En 1944 llegaron a tomar un pequeño pueblo de Cáceres. Sus acciones más conocidas se desarrollaron entre Los Yébenes y la Jara. Cometieron numerosos robes, asaltos y varios secuestros. Esta partida fue diezmada por apresamientos y muertes, entre ellas la de sus dos hijos junto con algunos compañeros conocidos por el Calé el Acero, el Compadre, el Pepillo, el Resorte, Quijote Jopa y otros. Quincoces fue muerto por la Guardia Civil en termino de Valdelacasa de Tajo el 28 de diciembre de 1945: era natural de Aldeanueva de San Bartolomé.

Joaquin Cintas alias Chaqueta Larga natural de Fuenlabrada de los Montes, provincia de Badajoz, agrupo numerosos huidos afines a su ideología comunista, organizando una agrupación guerrillera disciplinada que recorrió Extremadura, la provincia de Toledo y el norte de Andalucía. Se evadió a Francia en 1948.

La partida de el Francés como le llamaron a Pedro Díaz fue una de las más numerosas: y organizadas que operaron en la zona más occidental de los Montes de Toledo, la Jara, Campo del Arañuelo y Cáceres. murió en julio de 1946.

Muy temida fue la partida de el Manco de Agudo como se conocía a José Méndez Jarramago de nacimiento. Militaban en ella también su padre, un hermano y hermana Sus acciones crueles son conocidas en todos los Montes de Toledo. Los secuestros, robes y asesinatos de esta partida se cuentan por las provincias de Toledo, Ciudad Real, Cáceres y Badajoz. El Manco de Agudo fue muerto en 1949. Con evadidos de las cárceles de Toledo y Ciudad Real se formo la partida de el Comandante o de Honorio como también se la conocía. Tuvo un carácter inicial político y estaba encuadrada en la segunda agrupación guerrillera de los Montes de Toledo. Los componentes del grupo procedían de esta comarca y del Valle de Alcudia en Ciudad Real. Su actividad fue conocida en Los Yébenes, Retuerta. San Pablo y en la zona central de la cordillera. Los enfrentamientos con la Guardia Civil les produjeron numerosas bajas. Esta partida secuestró y degolló al farmacéutico de Ventas con Peña Aguilera, que ocupaba la alcaldía de esta población. Su jefe se fugó, a Francia, en 1949.

Las últimas partidas de bandoleros de los Montes de Toledo que sobrevivieron con muy pocos componentes fueron las de el Cuquillo que operaba principalmente en la Jara, a quien mataron en 1950 y la de el Veneno, Francisco Blancas, que a principios de los años cincuenta aún se le perseguía por Los Yébenes. Conocemos su última acción por el año 1953 en termino de Retuerta. Consiguió fugarse a Francia.

 

BIBLIOGRAFÍA Y FUENTES CONSULTADAS

AGUADO Sánchez, F.: "Antecedentes históricos del cuerpo de la Guardia Civil. Revista de Estudios Históricos de la Guardia Civil, 2 (1968). El maquis en España, Madrid, 1975.

ALIA MIRANDA F.: La guerra civil en Retaguardia. Ciudad Real ( 1936-1939) Biblioteca Autores manchegos. Diputación provincial Ciudad Real.

ARCHIVO Judicial de Navahermosa. Libros de fallecidos 1939-1945.

ARCHIVO de la Santa Caridad. Parroquia de Santa Justa y Rufina. Toledo.

J, KAISER C.: La guerrilla antifranquista. Historia del maquis. Ed. 99. Madrid, 1976.

MUNILLA GÓMEZ, E.: "Consecuencia de la lucha de la Guardia Civil contra el bandolerismo en el periodo 1943 -52". Revista de Estudios Históricos de la Guardia Civil, 2 (1968)

PALENCIA FLORES C.: Museo de la Santa Hermandad de Toledo. Toledo, 1958.

PONS PRADES, E.: Guerrillas españolas. 1936-1960. Edición Planeta. Barcelona, 1977.

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